El legado de Doña Herminia (Amnistía Internacional)

Dos hermanas defienden el patrimonio nahua de los pueblos indígenas de México. Con un cómic sobre una heroína popular de Milpa Alta.
Por Cornelia Wegerhof

“¡Hay noticias!”, las dos hermanas sonríen. La mayor, Alejandra Retana Betancourt, sostiene la primera copia impresa de su cómic frente a la cámara en México. “Hoy se entregaron las cajas con 600 libros”, relata orgullosa la joven de 29 años en una videollamada. “Se siente bien”, dice la autora mientras hojea las 40 páginas. Cuando nos conocimos en un festival cultural en Berlín en el verano de 2022, sólo había fotocopias del libro. Su hermana María José, que tiene tres años menos, también está satisfecha. Ella es la dibujante y revisa la calidad del color de la impresión. Casi todo el cómic está diseñado con diferentes tonos de verde.

Justo en la primera página de la historia, el volcán extinto Teuhtli se eleva por lo alto. En el valle, un velo blanco de niebla aún flota sobre los campos. El personaje principal Doña Herminia se detiene brevemente y mira el paisaje familiar. Se apoya con la mano en el grueso tronco de un árbol. Su cabello, trenzado en largas coletas, es blanco como la nieve y su espalda está arqueada. A pesar de esto, la anciana se abre paso a través del denso bosque como de costumbre. “No hay rastros de fuego”, sus compañeros dan el visto bueno. “No hay señales de leñadores.” Todo parece estar bien. El bosque antiguo está intacto, al menos aquí.

Con esta escena comienza el cómic El corazón de la neblina, en alemán “Das Herz des Morgennebels”. Es una historia real. Una vez que el sol, un disco blanco como la leche, disipa el velo de niebla, queda claro en la historia que el mundo de doña Herminia no se encuentra bien desde mucho tiempo. En Milpa Alta, no sólo el bosque está amenazado, sino también el patrimonio cultural.

Milpa Alta es una demarcación en el extremo sureste de la Ciudad de México. A las personas de fuera les parece extraño que esta zona rural, con sus interminables hileras de nopales y campos de maíz, sea parte de una de las áreas metropolitanas más grandes del mundo. Cerca de 22 millones de personas viven en la capital mexicana, incluidas las dos hermanas, que se llaman Ale y Pepe. “En efecto, Milpa Alta es parte de la ciudad. Pero aquí sólo viven unas 130.000 personas. Y la demarcación territorial es enorme”, explica Ale. “La vida cotidiana es muy diferente a la ciudad ruidosa y superpoblada”, agrega Pepe. Debido a la gran cantidad de bosques, tierras de cultivo y pastos, una parte de la demarcación fue declarada oficialmente zona protegida. Las hermanas defienden este estatus especial y la herencia indígena de Milpa Alta. El relato de doña Herminia pretende ayudar a la comunidad a “reflexionar sobre por qué es importante proteger esta tierra ancestral y nuestra herencia nahua”.

En un ambiente verde

Los nahuas son el pueblo indígena más numeroso de México. Doña Herminia Gutiérrez Valencia (1922-2008) fue una importante protagonista en la lucha contra el desposeimiento del patrimonio nahua y la tala ilegal en Milpa Alta, una heroína popular, no sólo en la historieta. Para los detalles biográficos, Ale y Pepe investigaron en crónicas regionales y documentos históricos, revisaron fotografías antiguas, hablaron con testigos presenciales y, en repetidas ocasiones, con su padre Jorge Retana, quien proviene de Milpa Alta.

Sus hijas, en cambio, crecieron en el norte de México, cerca de la frontera con Estados Unidos. “Un desierto árido, el contraste no podría ser mayor”, dice Ale. Junto con sus padres y otros dos hermanos, disfrutaban durante las vacaciones emprender el viaje de diez a doce horas para visitar a los parientes de su padre. El ambiente verde, la cercanía de la gente de los pueblos, los poblados tranquilos, les sentó bien, según nos cuentan. Su tío les enseñó sus primeras palabras en náhuatl, el idioma que se hablaba en la época de los aztecas y que ahora está desapareciendo gradualmente. Cuando Ale comenzó a estudiar literatura en la Ciudad de México en 2012, visitaba Milpa Alta cada vez con más seguido. Pepe, que estudió artes visuales, se mudó allí con su padre en 2016. Durante la pandemia del coronavirus, Ale se les unió. Las hermanas lo ven como un “regreso” a sus raíces, como llegar a su propia identidad indígena.

Como escritora, Ale ahora se enfoca en historias de resistencia: “México se encuentra en una crisis de derechos humanos por la violencia del narcotráfico. Escribo sobre cómo la gente resiste esta y otras formas de violencia.” Mientras tanto, su hermana desarrolla contenidos audiovisuales sobre tradiciones orales, saberes ancestrales y costumbres en Milpa Alta. Los cómics son una forma de arte popular en México, informa la artista. Cuando el manga japonés se hizo popular, ello inspiró a la esfera cultural mexicana. No obstante, su cómic no es mexicano, sino parte de la cultura nahua, enfatiza la artista. Los dibujos contienen flores especiales que, según la antigua creencia, “hacen de las palabras palabras sagradas”.

Red indígena

El desencadenante del proyecto conjunto de las hermanas fue una convocatoria del Goethe-Institut, que en entre el 2020 y 2021 convocó a mujeres artistas del Sur global a desarrollar cómics desde una perspectiva feminista indígena. Se recibieron 218 solicitudes de 42 países. El corazón de la neblina fue seleccionado para la presentación en línea y también se puede descargar en inglés desde el sitio web de Goethe. Las autoras mexicanas fueron invitadas a talleres internacionales con otros artistas. Surgió una red. «Las comunidades indígenas de todo el mundo enfrentan desafíos similares», dice Ale, «Podrían aprender mucho unas de otras».

También doña Herminia alguna vez reunió a mucha gente detrás de ella y así revivió la identidad indígena. En las décadas de 1970 y 1980, la viuda y madre soltera fue una de las pocas mujeres que lideró el llamado movimiento comunero en Milpa Alta. Pero al igual que sus antepasados ​​en la época de la conquista española, Doña Herminia y sus vecinos siempre tuvieron que temer por sus propiedades. Una fábrica de papel hizo talar sus bosques sin permiso y no rehuyó los actos de violencia cuando hubo protestas. “Cortan nuestros árboles, golpean y asesinan a nuestra gente. Nos quieren quitar todo”, grita Doña Herminia llena de ira a sus compañeros de lucha un día en el cómic. La política no ayudó; era corrupta. Los pasos legales contra la explotación ilegal del bosque comunitario fracasaron. Doña Herminia fue elegida en 1980 para representar a San Lorenzo Tlacoyucan, uno de los doce pueblos de Milpa Alta. Fue calumniada y amenazada. Finalmente los comuneros lograron evitar más expropiaciones y la tala de bosques por un tiempo. Fue de gran ayuda un documento del siglo XVI. En él, el enviado del rey español garantizó personalmente a los momoxcas, antepasados ​​de los habitantes de Milpa Alta, su tierra para siempre. Sin embargo, los problemas persistieron, por lo que Doña Herminia siguió siendo la representante local hasta su muerte a la edad de 86 años.

«Aún hoy en día, la población indígena tiene que luchar por sus derechos», dicen los artistas detrás del cómic, Ale y Pepe. Su título de propiedad aún no ha sido registrado oficialmente, los bosques todavía se talan ilegalmente en Milpa Alta y se planifican grandes proyectos de construcción sin participación comunitaria, a pesar del estado protegido. Por lo tanto, la historia de éxito de Doña Herminia debe volver a la memoria colectiva.

La Secretaría de Cultura de México ahora está ayudando. Después de que Alejandra y María José Retana Betancourt fueran repetidamente mencionadas con elogio en el extranjero a causa del proyecto del Goethe-Institut, también creció el reconocimiento en su propio país. El Ministerio de Cultura mandó imprimir la historieta. Se distribuirá en bibliotecas comunitarias y centros culturales y también aparecerá en náhuatl. Además, se organizó una serie de talleres con Ale y Pepe en Milpa Alta. “Ayudan a preservar el legado de Doña Herminia”, escribió una mujer en un cartel después. En varias lonas se ven escenas del cómic y, una y otra vez, el retrato de doña Herminia con sus trenzas blancas. El 8 de marzo de 2023, Día Internacional de la Mujer, las habitantes de Milpa Alta cargaron una de esas lonas por las calles durante una marcha de protesta. Gracias al cómic, la heroína ha vuelto como símbolo de la lucha por el patrimonio indígena.

*Este artículo de 4 páginas fue publicado en mayo en el diario alemán de Amnistía Internacional que puede leerse en este enlace (páginas 64-67). La traducción fue donada por nuestro querido amigo Ricardo Ramírez Vargas. Alejandra hizo únicamente algunas pequeñas correcciones ortotipográficas.